Debido a su enorme potencial contaminante, el aceite de los automóviles no puede ser vertido al medio ambiente. Una propuesta para reciclarlo es la regeneración, que está dirigida a recuperar la fracción lubricante presente en el aceite original y reutilizarla en la síntesis de aceites lubricantes. En la actualidad, existen varias tecnologías de regeneración, pero en todas las fases del proceso pueden reducirse a tres: pretratamiento, tratamiento y acabado.
En el pretratamiento, se extrae una gran parte de los contaminantes mediante filtración, decantación u otra técnica similar. El tratamiento, que es un proceso más refinado, aísla los metales pesados, los aditivos y los lodos asfálticos. Es aquí donde radican las principales diferencias entre las distintas tecnologías de separación: extracción con propano, destilación al vacío, extracción con disolvente, adición de ácido sulfúrico seguido de filtración, decantación y neutralización, ultrafiltración con membranas...El aceite así obtenido se encuentra libre de contaminantes, aunque es necesaria una fase de acabado que corrige algunos detalles como el color y la acidez.
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